Lectors

jueves, 10 de abril de 2014

LO QUE NO SE TOCA

Todo lo que no se toca, a veces, no vale nada. Nada de nada, porque si es material intelectual, la frase sale a la primera de cambio:

“Total, a ti no te cuesta nada”,

sin contar que en realidad ya ha costado lo suyo. Y es que el conocimiento no es gratuito, cuesta tiempo y dinero obtenerlo, y el mismo o más mantenerlo.

Pero para muchos entre los demás, a los que generamos conocimiento no nos cuesta nada entregarlo a cambio de cero. Esa es la norma, sobre todo en el entorno actual.

En nuestro caso tenemos la sensación de suministrar ideas al sector. Al principio se catalogó casi como un acto vandálico sin negar la buena intención, que por accidente se convertía en una especie de puñalada involuntaria al sector.



Desde entonces hacemos el trabajo de campo anual, escribimos y publicamos, y hay incluso quien dice que algunas cosas las ha leído en las ediciones anteriores; a los que lo hacen se lo agradecemos, porque hay muchos que ni siquiera mencionan la fuente.

Algunos dicen también que no hay material nuevo; que nos repetimos. Tampoco hay tanto que desarrollar en el plano teórico, ya que casi todas nuestras propuestas no son sólo enunciados, se hacen pensando en que se puedan llevar a la práctica; y en esencia, los cambios se están aplicando de manera muy lenta, aunque actualmente la técnica puede acelerar mucho las cosas. No obstante, lo que cuesta más de cambiar es la mentalidad de los bodegueros y profesionales. Por eso no sé qué tenemos que pensar al oír de algunos

“Tienes razón en eso que dices”,

que aceptaron como válidas buena parte de las ideas expuestas en otras ediciones, pero que  han hecho poco o nada de lo que se les proponía como solución, dejando al mismo tiempo todo tal como está. Al año siguiente volverán a escuchar las conclusiones, que no solamente saldrán de la misma base, sino que en buena parte se parecerán mucho debido a la calma chicha que se aplica a las medidas a tomar; hay poco espacio para ideas nuevas si el entorno ha cambiado relativamente poco. Entonces es cuando viene la frase mágica.

“Pero esto ya lo dijisteis el año pasado”

La “seriedad” de buena parte de este sector está contenida en esta frase. Algunos, sin mover un dedo, esperan a ver si las conclusiones del nuevo año les favorecen o les encajan en su discurso, ya que las del año anterior eran contrarias a sus posibilidades y por tanto las desestimaron. 

Otros, sin embargo, han reflexionado y han iniciado un cambio a futuro, han adoptado una actitud más coherente que acomodaticia; pero todavía no es suficiente.

Hay varias preguntas a hacerse respecto a este cinismo que exige ideas nuevas cada dos por tres ¿Cómo podría un trabajo de campo contradecirse a sí mismo un año después de otro? Si estaba bien hecho el primer año, lo normal es que profundice en sus propuestas, nunca que se desdiga. Por otra parte ¿Qué seriedad tendría un trabajo de campo que va buscando la panacea menos costosa cada año, y que propone en cada edición una al azar a ver si gusta más que la anterior? El sector quiere disponer de un servicio de análisis, ¿Pero respeta sus conclusiones, o simplemente espera al año en que encajen con su posibilidad de acción?

Hasta que no se haya superado una etapa de expansión cateta, monocorde y tan complaciente como aburrida, como la que hemos vivido los últimos 30 años, no podremos decir ni escribir nada que no tenga la misma base de siempre:

Vino catalán es el que está hecho en Catalunya con variedades autóctonas o, como se dice ahora para ser lo más exacto posible, tradicionales.

Vino oportunista hecho en Catalunya es el que está producido en Catalunya a base de variedades foráneas globalizadas, plantadas en los últimos 50 años.

Desde el principio hasta hoy ha pasado el tiempo para todos. Ha habido tiempo para reaccionar y trabajar en la viña adaptándola a las nuevas tendencias: quien siga atendiendo la tendencia globalizadora está en su derecho, pero creemos que ya sabe que sus vinos están en otro grupo. Siempre encontrará prensa y plataformas, sin embargo, que se esforzarán en tratarlos por igual.

Lo demás son matices que suelen venir de situaciones de hecho perjudicadas por la segunda definición; o bien de intereses concretos relacionados con ella, en especial desde la prensa o la distribución. En el plano teórico no hay nada más que sea tangible, tan solo especulaciones en torno a si las variedades son endémicas, propias, tradicionales o autóctonas; en torno a cuánto tiempo tiene que pasar para que una variedad sea considerada autóctona o lo que sea; en torno a que las globalizadas llevan toda la vida aquí, cuando a duras penas abarcan una generación de viña...

Este último argumento no es sino una muestra más de autocomplacencia, de la medida del tiempo para algunos. Más de dos milenios de viña, y algunos hablan de toda su vida como patrón para medir nada... 

Estamos muy verdes aún.




P.S: La idea y el enunciado son de disposición libre. Desde luego se agradecerá que al usarla se cite la fuente.









    

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