Lectors

domingo, 29 de junio de 2014

CUATRO CONVERSACIONES


- Hola!!!?


- ….


- Eres tú, cariño?!!!


Es una mujer, de unos 50 años, pelirroja ya canosa, aunque no sé del todo si es ese color el que le corresponde. No se tiñe desde hace un mes o dos, las raíces son canas pero el resto permanece de un juvenil color caoba algo anaranjado. Sonríe y mira al vacío mientras espera la respuesta.

- Cumpleaños feliz, cumpleaños feliz…

Entona a pleno pulmón la letra entera, con el tren abarrotado de gente entre los cuales algunos estamos algo avergonzados. Le importa una mierda, claro está, imagino que espera de todos cierta indulgencia por tratarse de un crío. En cuanto acaba, lo juro, la tiene toda, pero sólo entonces. Son casi las diez de la noche y es probable que no haya tenido ni un momento para llamarle.

No es la única que tiene una conversación audible. Detrás de mí otra mujer explica a voz en grito su plan de vacaciones a un compañero: Madrid, el parque Warner con el crío, nada de museos, luego Extremadura, un par de días en un apartamento lujosísimo, súperfashion, que le ha prestado un amigo. Acabarán en el Algarve portugués.

Otra mujer telefonea para organizar la cena antes de llegar. Habla de papas, de huevos, con acento andaluz imborrable. Debe llevar aquí por lo menos cuarenta años. Se corta. Vuelve a llamar. Optimista, dice que llegará en diez minutos y que vayan pelando cuatro papas y un ajito, que ella se encarga de todo cuando llegue.

La cuarta mujer habla y habla con una amiga. En catalán, esta vez. Pero no hace mucho más que asentir, sí, sí, m-m, sí, m-m, és clar, y a mí me recuerda a Sybil Fawlty fumando en la cama cuando la llama una amiga para contarle sus penas, aunque ella responda "ja ho sé" innumerables veces, para que su marido acabe por preguntarle "per què t’ho explica si ja ho saps?"

Archivo para escribir otro día que no será éste. Siempre intento hablar bajito para que no se entere todo el vagón de lo que a nadie le importa, pero comprendo que el teléfono cuelga al usuario del otro lado, de algún lugar, que lo teletransporta, y que aún hay muchos que desconfían de un artilugio sin cables, que por eso gritan desde el momento en que contestan.

Entiendo también que las primeras vacaciones decentes en mucho tiempo sean también algo que haya que airear; ante compañeros, ante el tren entero, ante el mundo y ante dios padre. 

Porque probablemente que el mundo entero se entere es parte del descanso previsto, que no va a ser ni la mitad del que espera, por supuesto, porque nunca lo es.

El mundo ha cambiado mucho, pero la gente más todavía.

miércoles, 25 de junio de 2014

NOCHE DE SAN JUAN

Nunca me han gustado las verbenas. Por eso llego a casa sobre las diez, envuelto en una humareda de última hora que casi había olvidado. La crisis ha concentrado la vorágine de petardos en una sola noche, ya que hay el dinero que hay: antes el martirio duraba varios días y se convertía en insoportable la noche del 23. Así que la crisis no ha sido negativa en todo, algunas cosas de momento han cambiado a mejor.

Mi perra me está esperando para bajar, repuesta de una cojera alarmante de esta mañana. Es mayor, padece lishmaniosis, está tuerta por maltrato de su primer dueño, y no sabía muy bien cómo me la iba a encontrar esta noche al llegar a casa, después de haberle obligado a tragarse un antiinflamatorio para que pasase el día lo mejor posible. Veo con alegría que la cojera ha desaparecido de momento. Como siempre, me abronca por llegar tarde, cojo la correa y salimos a pasear.

No hay lugar por el que se pueda pasar en la acera, está lleno de gente tirando petardos en familia. Una actividad interesante, ésta: tirar petardos en familia. Mi hija me dice que a ella le gusta verlos porque son bonitos. Ella se limita a las bengalas y poca cosa más, debe ser un código genético eso del aborrecimiento del ruido inesperado, eso de contener cierta violencia hacia el imbécil que no se sabe con qué propósito ha encendido uno muy potente a tu paso.

En la pequeña rambla por la que vamos a pasear siempre con la perra queda un banco libre. Ante el espectáculo, decido sentarme un rato a observar las dos familias petarderas de sendos bancos de enfrente. Preveo las evoluciones de unos y otros, me asombro ante el entusiasmo de los niños a los que el padre enciende los petardos, flojos, con la brasa de un mechero de cuerda. Ríen, y los adultos ríen al verlos reír. Yo observo, espero a ver si pasa algo más.

Y en efecto pasa. Llega la hora de la responsabilidad. Se ha hecho un esfuerzo enorme en adquirir un petardo enorme, en cuyo cartón se lee en letra enorme la palabra TRO. Imagino por el nombre que hará un ruido enorme, pero estoy preparado. El padre, responsable, exige a toda su prole una distancia enorme de seguridad, e incluso manda a un adolescente que vigile que nadie penetre en un perímetro que define él mismo.



Me mira, a mí, quizá para advertirme que ha sido capaz de comprar algo enorme, parecido a la bomba H, y que quizá debería apartarme, pero después desiste al valorar el radio del perímetro de seguridad de su invención. Me avisa, eso sí, de que me tape las orejas, y yo para no ser descortés, y pese a la enorme vergüenza ajena que me inunda, obedezco.

Seguro de que nadie estorba ni puede recibir daño colateral alguno, se acerca al artefacto y lo prende. Sale corriendo hacia atrás hasta el perímetro, y al poco resuena un estruendo, ensordecedor incluso con los oídos tapados.

Me he quedado no sólo para ver el inmenso ejercicio de una responsabilidad importante, sino para ver la cara que se le queda después al fulano. No sólo sonríe con los ojos muy abiertos, meneando la mano derecha en vaivén arriba y abajo, sino que todos se maravillan ante su destreza por el ruido espantoso que ha hecho el puto petardo de los cojones. Después de ser casi felicitado por todos, quizá por no haberse llevado un dedo en el asunto vital que le ocupaba, el individuo me mira. Quizá percibe la vergüenza ajena que me invade, no lo sé. Pero acto seguido dice

- Hale, vámonos de aquí, que nos quedan treinta y ya hemos molestado bastante a los vecinos de esa zona. 

Agradezco desde algún lugar invisible de mi cerebro la consideración, casi tanto como la percepción de su propia imagen, tirando petardos como si no se pudiera hacer otra cosa la noche de San Juan.

La evolución a veces se detiene, aunque sea sólo por un instante, por una noche entera.

La noche de San Juan suele tener la cualidad de hacer evidente eso, que no siempre se quiere tener en cuenta.

martes, 24 de junio de 2014

PRESCRIBIR

Cuando alguien no sabe de alguna materia y quiere conocerla, busca un prescriptor para que le ayude a conseguirlo. Básicamente ésta es la definición del trabajo que consiste en prescribir. 

A veces se convierte en un esperpento, como en Granujas de medio pelo, de Woody Allen, en donde Hugh Grant encarna a la perfección el papel de guaperas buscavidas a costa de una nueva rica garrula y patética.

De la existencia de tratos como el que la película retrata, el mundo del vino infiere que aunque el público no tenga esa percepción, necesita prescriptores que digan qué es bueno y qué no lo es, aunque sea mediante la sutileza de no mencionar nunca la segunda parte. Siempre sorprende, sin embargo, a qué están dispuestos algunos para convertirse en prescriptores.

Esa inferencia no es del todo correcta, ya que se postulan muchos más prescriptores de los que se necesitan. En realidad, no es difícil pensar que un prescriptor acepta siempre las normas del juego, y habla tan sólo de lo bueno. Al no mencionar lo que no le gusta, directamente ya lo desaconseja, pero sin ofender. Así el negocio es más duradero.

No sé si lo más importante de un trabajo de campo es prescribir. No tengo la seguridad de que sea así. Y me parece pretencioso y vulgar no aportar nada a más que la autoridad de un gusto concreto y personal o multitudinario a una nota, sin tener en cuenta factores objetivos que complementen la experiencia propia en el resultado.

En el hecho mismo de la prescripción, en el caso del  vino, hay una responsabilidad que normalmente no se entiende bien: no es con el bodeguero, sino con el público, con el producto y con el territorio que lo produce. Y si no se ejerce en este sentido, la verdad es que no tiene ningún interés.

A veces algún consumidor me dice que los gustos de éste o de aquél sommelier coinciden con los suyos. Y yo le contesto que si sólo escucha a su lengua se dejará muchas cosas por descubrir.

El mejor valor de un vino no es su gusto concreto, sino el respeto que contenga a todo lo que lo ha hecho posible, desde luego mucho antes de llegar a la transacción final: sólo se conseguirá un circuito estable y duradero cuando la venta deje de ser el único objetivo, cuando sea considerada como un medio para volver a empezar otra vez desde el principio.

El mejor valor de un vino es que haga pensar a quien lo consume, no que le provoque el éxtasis de los sentidos.

jueves, 19 de junio de 2014

The show must go on


Debería escribir sobre vino catalán. Al menos se supone que ésa es mi especialidad. Pero como éste es mi blog y tengo carta blanca, iré pasando por el tema como haría un antiguo puerto de montaña, de esos que iban cosiendo con su trazada regular, horquilla a horquilla, la ladera hasta la cima y vuelta a empezar hasta abajo.

Todos los extremos son difíciles de entender. Más aún desde fuera, porque cuando uno está inmerso en una evolución racional, le parece normal que las conclusiones sean ésas que no pueden ser otras. El problema es cuando otro llega desde fuera e intenta comprender. Por supuesto, no lo consigue, y estigmatiza al consecuente como un radical sin un horizonte amplio, como intolerante y escéptico respecto al resto de desarrollos en el campo que toca.
Esto es así la mayoría de las veces. La más primaria de las reacciones, la más humana, es el escarnio del emisor antes de intentar comprender lo que propone: debe ser por eso que el silencio de un especialista ante una opinión ajena es interpretado siempre como la respuesta más política, pero no es ni por asomo una aprobación sino todo lo contrario.

Como especialistas, y como no somos políticos, nosotros no practicamos ese silencio. No creemos que se deba transigir con opiniones que no tienen fundamento suficiente. Si no lo tienen, deben ser contestadas desde el conocimiento, quizá para no confundir a la gente en un juego de espejos constante, es decir, en la pura especulación.
Hace ya tiempo, pues, que salimos periódicamente al paso de la tesis oficial en la parte especulativa de este sector, que dice lo siguiente:

- Todos los vinos catalanes deben estar producidos con uva cultivada en Catalunya.

- Todos los vinos catalanes han experimentado un aumento sensible de la calidad en los últimos diez años.

- Ergo todos los vinos catalanes, de cualquier variedad, son catalanes y son buenos.

Habría una conclusión ulterior a la del sofisma (es lo que es, de tan memo como es el enunciado ni se acerca al silogismo): si todos los vinos catalanes son catalanes con independencia de la variedad utilizada, y son buenos, hagamos promoción indiscriminada para que el público catalán los consuma. De esta manera tendremos contentos a los productores y mantendremos nuestros ingresos.

Una segunda versión de lo mismo es hablar solamente de lo bueno, y de malo no emitir ni una palabra. Lo que ocurre es que muy a menudo hay dinero de por medio en forma de espacios publicitarios, y los “profesionales” no suelen tener dudas en hacer letra redondilla para no dejar escapar la factura.

El defecto en cualquiera de estos dos planes está en que no se diseña una estrategia de comunicación pensando en los códigos que captará el consumidor, y por lo tanto se fracasa sistemáticamente en los resultados por la parte de la difusión. De hecho, lo que consiguen es que el consumidor medio piense esto:

"Otra vez con eso de la cultura del vino. ¡Si a mí el vino no me interesa! Los que se dedican son todos unos cursis, hablan raro, y de lo que dicen que notan, ni la décima parte: todo es una patraña... ¿hay una cerveza fría por ahí?"

No hay ninguna intención de poner remedio a esto: la razón es que para muchos se ha convertido en un medio de vida, mientras no aparezca otra oferta.

Los productores se resignan a que la gente no beba vino ni se interese por él, mientras leen el mensaje y lo aceptan: por supuesto, ellos no sabrían decir otra cosa, pero los profesionales de la comunicación sí deberían saber al menos cómo decirlo para que tenga algún efecto.

Mientras no aparezca el ingenio necesario, la actitud y el trabajo de muchos medios y también de la administración van en ese camino ciego e improductivo para los productores. En todo este recorrido lo que más duele es la apariencia de una complejidad ficticia, ya que los contenidos de los enunciados no aparecen por ninguna parte: todos esos recipientes llenos de nada necesitarían un emisor parecido a Max Headroom, ese monigote rubio y sonriente de la serie que hace cerca de treinta años emitiera TV3 en su época decente. No se puede ser más mediocre que cuando se quiere aparentar más de lo que se es a base de poesía y verborrea descontrolada.

Tampoco se trata de insultar al público con mensajes tipo telegrama. Uno puede pensar que al público sólo le llega un mensaje plano y sencillo, pero creo que también es capaz de percibir que lo demasiado plano y demasiado sencillo tampoco triunfa. Pasarse con la mediocridad en el mensaje nunca es el buen comienzo de nada, y suele convertirse en un final trágico.

A veces el exceso de entusiasmo provoca rechazo; parece militancia, supura interés, hace crecer las sospechas. Y entonces el que escucha no comparte tu desmesura. Sonríe por compromiso. No se cree una mierda de lo que dices, o peor aún, le importa un huevo.
Eso pasa cuando te pasas de positivo en el mensaje.

Tu chica te dice que la vida no es así, tus amigos te miran diciendo que estás como una puta cabra, tu familia se disfraza con narices y gafas de plástico con bigotes ridículos para que no se les reconozca…



Das vergüenza.

O bien se te ve el plumero: lo haces por pasta. Si es así, entonces, todo el mundo está dispuesto a callarse, si es cuestión de supervivencia. Pero yo me pregunto, de verdad, ¿por qué? ¿Callarse porque alguien se gane la vida mediante una forma larvada de prostitución? Proponer que trasmitir un mensaje siempre positivo equivale a hacer el gilipollas no creo que sea ninguna herejía: que la obligación de ganarse la vida no es suficiente excusa para actuar así, tampoco; pero lo que está más claro es que esa condición salta a la luz cuando otro consigue seguir vivo sin hacer la pelota.

Y es que a veces, la búsqueda soterrada y desesperada de la pasta a costa de la materia gris deja un sabor amargo, algo así como unas luces de neón que se te encienden en la frente con un solo texto intermitente: Gilipollas…. Gilipollas…. Gilipollas….

Por estar al margen de todo esto, supongo que nuestro espectáculo debe continuar, pero a veces no sé para qué, cada año más veces no sé para qué, al contrario de lo que debería ser: porque cada año las posiciones contrarias son, cada puto año, más cercanas en argumentos a las nuestras. Con todo, hay un matiz: los que más blasonan de pioneros están en el desarrollo argumental del primer o -siendo generoso- segundo año de la Guia, actuando sin embargo como si fueran vanguardia ideológica de la prensa internacional, pero conciliando su condición "puntera" con un mensaje siempre positivo, por supuesto.

Es de esperar que vayan evolucionando a medida que les vaya dando cuerda la meninge buena, que no las perjudicadas.

sábado, 14 de junio de 2014

MARTIRIO FUTBOLERO


¿Qué hacer si el talento de uno es jugar a fútbol? Forrarse, por supuesto. Y estar dispuesto a que te filmen cada minuto de cada partido, a que saquen tus gestos a cámara lenta en todas las cadenas, a que los aficionados te imiten, a hacer el gorila después de marcar un gol ante la grada preferida, que se convertirá en la más animal de todas en cuanto el futbolista se acerque, se quite la camiseta, tense su tableta de chocolate y manifieste su incondicionalidad con los colores de su equipo, al menos hasta que llegue otra oferta más suculenta.

Y martirizar a quien no quiera soportar semejante mierda, obligándole a soportarlo durante muchos meses al año.

Confieso que este año me puede lo que ya es una falta de respeto descarada. El 90% del contenido oficial de la prensa está actualmente centrado en dos temas: la monarquía y la puta roja de los cojones. Ver un gorila tras otro celebrando un gol, sea ibérico o no, me saca de mis casillas: ver a los aficionados haciendo el imbécil en la acera, con pelucas de colores, camisetas y gorros de arlequín, dejando entrever que el punto álgido de sus vidas estará siempre ligado a un atuendo como éste, a ver “evolucionar” a sus ídolos en el campo… Confieso que me exaspera.  No sé qué hacer con un material así: tampoco quiero que me relacionen ni siquiera como especie con ese nivel intelectual.

Lo meten en cualquier telediario. En el tren, un joven de veintipocos, a las diez de la mañana, entre Castelldefels y Gavà, iba “vestido” con una camiseta oficial de la selección, y en la muñeca llevaba una pulsera con la bandera de ejpaña: haciendo gala de sus habilidades y de sus conocimientos vitales, había escrito "EJPAÑA” encima, con rotulador negro, supongo que a título informativo, para que nadie sospechase que era casualidad lo de los colores de la pulsera. O puede que fuera presa de un acceso de fervor patriótico por supuesto irreflexivo (Qué hace uno consigo mismo después de escribir la última letra?). Tanta explicación gráfica de sus reflexiones me dejó anonadado.

¿Cuántos debe haber como él? Y la pregunta clave, ¿si pierden de una puta vez, pararán de dar la brasa? ¿dejarán unos cuantos de manifestarse como eccehomos cuya razón de vivir es la puta roja?

Hay quien dice que la democracia es la dictadura de las mayorías. Y tiene razón: pero también es cierto que la interpretación política de esas mayorías no es democracia. Parece que no eres un buen ejpañol si no apoyas a la puta roja. Pues no soy un buen ejpañol, desde luego: o bien me doy cuenta de la utilización política del asunto, como si estuviéramos en un régimen fascista como en la Argentina del 78.

Cuanto antes pierdan, mejor. No podré dejar de enterarme de cómo van, porque no habrá manera humana de que no me llegue la información. Repito, cuanto antes pierdan, mejor.

Quizá así se vean menos imbéciles por la calle, al menos manifestando sin pudor alguno ante el resto del mundo su cualidad innata, su virtuosismo particular, su enorme talento; cantar aporellosoé y saltar con la cara pintada delante de una cámara cualquiera.



martes, 10 de junio de 2014

Opción personal

Este blog lo inspira, entre otras cosas, lo que va apareciendo y manifestàndose, cada dia, tal como es, cada cosa que se cruza en mi camino. Todo eso, a menudo, da que pensar acerca de lo que la gente expone, razona, repite o propone como verdad manifiesta. Si ofende a alguien a quien no se tenía intención alguna de afectar negativamente, sino sólo a modo de ejemplo de opiniones formadas a conveniencia de una premisa previa, lamento los "daños colaterales", pero no cambia gran cosa: en el sector se nos tiene por "muy autóctonos", y yo me pregunto públicamente que clase de adjetivo se reservan para ellos. Ese es el sentido del post anterior y no otro: que nadie se mese las barbas por servir de ejemplo de lo que hace ya tiempo que es una simplificación general. Y tomen nota todos los que se han querido subir al carro en marcha, ya que a ellos nadie les dice que son "muy autóctonos".

Vayan de paso las disculpas, por lo que sigue, a quien seguro se sentirá ofendido de nuevo.

En la misma conversación salió el tema de la cantidad de conocimiento que el equipo de La Guia acumula tras seis años, hecho que el visitante reconoció matizando a la baja que había muchos otros que también sabían mucho del tema. Entonces fui yo el que pregunté

"Y de qué sirve si no lo comunican?"

Respuesta

"Eso es una opción personal"



Podía haber respondido "hay que ver lo que llueve hoy", o "a mi perro se lo están comiendo las garrapatas porque lo llevo mucho al campo". Ambas respuestas hubieran tenido más o menos la misma relación con la pregunta.

Como no suelo darme por vencido a la primera, volví a la carga.

"Por supuesto, pero por favor, qué aporta al debate si no lo comunican? Porque está demostrado en estos seis años que publicar a cara descubierta genera debate y cambios sustanciales en mentalidad, en la viña y en los vinos."

Respuesta

"Sí,  claro, pero es una opción personal."

Repito que vuelvo a utilizar esta visita como ejemplo de la argumentación circular en que se suele sumergir la contestación a cualquier avance que se pudiera derivar del hecho de ejercer la opinión libre durante seis años.

Es decir, que el visitante era bastante arquetípico del perfil habitual del que asiente porque ya no tiene más remedio, y por tanto no puede resistirse a introducir un factor a la baja. No vaya a ser que nos creamos que somos los únicos que catamos...

lunes, 9 de junio de 2014

AUTÒCTONS


L’altre dia un bodeguer va venir a portar-nos el seu vi mentre tastàvem. Un syrah varietal que ha plantat al seu jardí i que fa per consum propi i perquè li ve de gust, deia.
No us puc parlar del vi, atès que no l’hem tastat encara. Però segur que és prou bo. Aquest post només vol comentar una frase que va dir que segur que havia sentit a dir a qualsevol racó del sector. La va dir quan li vaig preguntar perquè havia plantat syrah.
“És la varietat que m’agrada a mi, perquè sóc molt del Roina”.

Ho vaig trobar coherent, atès que és el seu jardí i no una explotació comercial. I per tant, no anava a comentar res al respecte; però fins i tot abans de poder-ho fer em va deixar anar

“Ja ho sé que sou molt autòctons”



Val a dir que no sé que vol dir això. Jo, particularment vaig néixer a Rabat, i vist com està la cosa per aquí i el que significa darrerament ser ciutadà de l’estat espanyol, fa un temps que m’estic pensant si demanar la nacionalitat magrebí. Posant les coses al seu lloc, l’home es referia al vi, concretament. No li vaig contestar gaire, evidentment. Però la resposta hauria d’haver estat aquesta.

“Si nosaltres som autòctons, què són els altres?”



I les respostes, només tres possibles:

“Mentre tasten cabernets farcits de pebrot verd diuen Home, hi ha cabernets bons, per quedar sempre bé.”


“Són eclèctics, és a dir, s’acosten a qui té més possibilitats de triomfar (però mai del tot) en el moment oportú.”


“Són cosmopolites. O potser provincians, entenent que el que proposen és un residu d'aquella afirmació que diu que tot el que ve de França és millor. O forans, entenent aquesta paraula com partidaris de les varietats foranes.”


I és que de vegades les coses no són com semblen.







A què correspon la paraula “autòctons”? Nosaltres volem des de fa molts anys que Catalunya pertanyi al Vell Món Vinícola, amb majúscules, i deixi de banda les polítiques del Nou Món Vinícola. I per tant, el que això demana és que els vins que se’n fan a aquesta terra siguin de varietats autòctones. Deu voler dir això?

Potser som “autòctons”, però coherents, perquè ni la pela ni el plaer de la llengua ho justifiquen tot. Menys encara l’aculturació de la vinya.

A una zona vinícola del Vell Món el que toca és ser "autòcton".

Són els altres que són forans.



sábado, 7 de junio de 2014

PATOLOGÍAS

Actualmente el valor de cada trabajo no depende tanto de la cantidad en que se pueda tasar la empresa que lo sustenta, ya que no es fácil que aparezcan demasiados compradores; los brotes verdes, no hay que olvidarlo, no han llegado aún más allá del capital más descaradamente especulativo. Esta sospecha, por cierto, la ha confirmado no hace mucho el BCE, pero a estàs alturas el banquero ya se ha convertido universalmente en un animal, un ladrón impune, prepotente e inmune a la vergüenza, sea propia o ajena.

Ese valor, por tanto, desde mi punto de vista debe ser tasado en base a la aportación de lo que uno hace al contexto que corresponda.

A pesar de agradecerlas, y siendo conscientes de que sin ellas no habrían sido editados los seis volúmenes que han salido hasta la fecha, este año las colaboraciones desinteresadas para que La Guia salga al mercado van a ser directamente desestimadas, ya que entendemos que no podemos permanecer más tiempo siendo una realidad consolidada que se reproduce sobre todo por unas dosis de voluntad inimaginables.

Por extensión, todos tasamos la presencia de factores externos en nuestras realidades en función de su valor real, tangible, de los recursos de todo tipo que generen y sean válidos para llevar a cabo la actividad propia. Como decía en otro post, nuestra valoración de cada uno de esos factores para la consolidación definitiva de La Guia es directamente proporcional a su volumen en apoyo teórico tanto como material, como no podía ser de otra manera. En este capítulo no hay nadie más que posibles patrocinadores e instituciones, y cada una tiene su nota particular en  nuestro casillero. Puede ser nada, algo, poco o mucho, pero todos los que nos conozcan deben saber que sin aportaciones significativas en alguno de los dos campos no se admitirán (más) recomendaciones, (más) consejos conminatorios, ni (más) limosnas insignificantes que persigan tener calladito al personal mediante la inversión de cuatro duros mal contados en conseguirlo.

Y es que mientras La Guia exista tal como es ahora y tenga la confianza de más de 370 bodegas cada año, catará a ciegas y escribirá, siempre, lo que tenga que escribir.

Y por supuesto, a pesar de ser muy poquitos en el equipo, La Guia catará como siempre ha hecho, a ciegas. Vaya memez eso de necesitar al séptimo de caballería para preparar una cata a ciegas. Para entender el método sólo es cuestión de imaginación, o de inteligencia, antes que de envidia y de consecuente falta de argumentos propios o de currículum.

Si después de todo uno tiene la mollera seca y desconfía de lo ajeno hasta querer comprobar las cosas con los ojos, puede solicitar asistir gratis a una sesión de cata, incluso como observador: nuestros teléfonos y mails son públicos. De modo que el que siga diciendo idioteces por ahí será porque está interesado en decirlas, y entonces la cosa ya es más grave, se convierte en una cuestión casi patológica: puede que le guste parecer imbécil todos los días, puede que lo necesite vitalmente, o quizá es que no sea capaz de evitarlo de manera alguna.





miércoles, 4 de junio de 2014

PRIMERA PEDRA


Ahir vam fer la primera trobada entre els enòlegs que faran amb nosaltres la primera Escola d’Estiu del Vi Català. Hi havia a l’aire una sensació d’estar engegant una cosa diferent, una proposta completament nova, amb la llibertat que cadascú necessita per desenvolupar la seva àrea.



Per sobre de tot, cal agrair la impressionant disposició de tots plegats, atès que sabem que són gent amb una agenda atapeïda. I per això mateix veiem que hi ha entre tots ells un interès que no esperàvem. Un interès per transmetre no només els seus coneixements tècnics, sinó també la relació que hi ha entre la vessant purament professional i la personal: les reflexions que genera la feina diària, els canvis que gradualment es produeixen arrel d’aquestes reflexions, i la valoració i constatació d’una evolució constant. També serà el moment de veure exactament quina és aquesta distància entre els inicis de qualsevol d’ells i l’actualitat, i potser valorar el moment en que aquests canvis es puguin haver accelerat.

Nosaltres estarem per ubicar els alumnes en cadascun dels contextos en que tots ells desenvolupen la seva tasca i la posen al mercat; per que valorin que,en el moment actual, només per mitjà de l'interlocució amb els professionals més punters del moment es pot copsar la realitat del vi català. Òbviament n'hi ha molts més, que trucarem per les properes edicions. És la nostra manera de dir a tothom que estem orgullosos d’haver fet d’altaveu de tota una tendència que, pels efectes perversos del fenomen molt estès de finançament publicitari, no tenia cap mena de veu en els medis, atès que no podia pagar els anuncis. 


També estarem per il·lustrar amb els tastos el seu discurs tot just ells hagin acabat el seu temari. Perquè nosaltres podem haver tastat i publicat molt, però els que saben i fan el vi són ells, i sense això no podríem haver fet res de res.

domingo, 1 de junio de 2014

EDITORIALS

Em van dir l’altre dia que llegís l’article d’opinió de vadevi.

Ho he fet, potser per no ser descortès amb qui m’ho va demanar probablement amb bona intenció. I en acabar em vaig adonar que alguns s’entesten en no tenir en compte els arguments ja exposats, perquè no els convé. Comminant-nos, més que convidant-nos, a formar part dels vinari perquè si no ningú aconseguirà prestigiar els vins catalans, el Sr. Nebot ignora com si fossin bajanades les raons que ja hem fet públiques per quedar-nos fora del seu entrellat.

Del fet que la qualitat de la gent que hi ha al vinari ve de que han entès que és allà on hi ha la unió, que de la unió ve la força, i que si no hi som tots junts per prestigiar els vins catalans no ens en sortirem, només veig un seguit d’arguments que amaguen bona part de la realitat que nosaltres sí coneixem. És el que es diu el discurs públic de qualsevol cosa, que té poca cosa a veure amb la seva motivació real.

En definitiva, si no s’aconsegueix prestigiar suficientment els vins catalans des dels premis vinari, l’única plataforma vàlida per fer-ho, la culpa serà de qui es quedi fora voluntàriament. Permeteu-me un afegit gràfic per fer palesa la qualitat de l’argument.




És clar que és l’enèsima crida a que ens sumem, atès que la resta, encara que sigui d’una manera tèbia, no li han dit no al tàndem Nebot-Cot. Però afegir la feina de sis anys a aquest projecte no beneficia més ni menys als vins catalans: sembla com si només es pogués fer des de vinari, això, i que vinari fos l’expressió de tot el sector del vi català. Sembla com si estar fora fos una heretgia, o bé un mal servei a una autoproclamada estructura de país; a alguna cosa que, segons diuen les institucions, sí que ajuda a construir un país.

Segueixo pensant que els tractes han de ser sostenibles: si els únics beneficiats tangibles del fet que existeixi vinari són el tàndem Nebot-Cot, no veig què pintem allà a dintre, atès que sabem del cert que tot això va sortir d’una mena d’ultimàtum de Nació Digital a vadevi al voltant de la seva viabilitat econòmica. A les coses cal que se les digui pel seu nom: no és estrany que s’ensaboni per mitjà d’editorials, en aquestes circumstàncies, a tots aquells que fan el favor d’anar a tastar de franc per al concurs, atès que fan viable el noticiari amb la seva aportació desinteressada.

Nosaltres tenim molta feina mirant de fer viable la nostra activitat, que tothom té per consolidada amb sis edicions, però que des de l’administració només es té com una més i per tant, sigui quina sigui la vàlua de l’aportació d’aquests sis anys, es té en la mateixa consideració que el blog que hagi de sortir demà mateix i que tasti un vi català barrejat entre vint de la Rioja: i és que parlarà de vi català, i amb això ja tenim prou. Ja hem fet explícit verbalment més d’una vegada el greuge comparatiu inherent a aquesta actitud, així que tampoc ha de passar res per publicar-ho.

Entre una cosa i l’altra, seguirem on ens trobem més còmodes, que és tirant endavant sols com els sis anys anteriors per treure com sigui la Guia 2015.

Gràcies per l’interès tan persistent; ens ho prenem com una “floreta” més, però el que necessitem ara és una altra cosa.