Lectors

martes, 8 de abril de 2014

La parte crítica


Hace muchos años, en  el programa de radio de Toni Clapés, la pregunta humorística después de las frases de los asistentes era Y esto, ¿qué aporta?

Seguramente más de uno ha hecho esta pregunta en voz alta respecto a la crítica que algunas Guías ejercemos. El sentido irónico de la frase se acentúa cuando hacen la pregunta, intentando por supuesto negar el resultado. Pero la pregunta tiene varias respuestas, mucho más allá de la contribución a los cambios evidentes de los últimos cinco años.

La primera es poner a los no-críticos en una situación incómoda al exponer que su propuesta no tiene contrapeso: carecen de parte crítica en su trabajo, en su opinión, en su cara pública. Algunos estamos ahí para solucionarles esa papeleta, ya que nos tienen a nosotros de pim-pam-pum de la feria: pero entonces se genera una cadena de hechos que los deja en mal lugar.
1              
                .      Yo no critico en mis artículos, porque sólo hablo de lo bueno. Publicar lo malo no sirve para nada.
2      
                .       Algunas guías critican una parte de lo que catan y analizan. Con ello me están poniendo en evidencia.
3
                .       Ergo critico a las guías y asunto zanjado: ya tengo la parte crítica de mi discurso solucionada.
P
P    Pero lo que están criticando es que alguien critique. Madre de dios. Sobran comentarios.






La segunda tiene más que ver con lo que espera uno de sí mismo. O con cómo quiere vivir. O con lo que quiere hacer uno para ganarse la vida. O con lo que aporta su trabajo.

Nosotros no podemos catar todos los vinos que catamos y ocultar una parte de la información que genera. No sabríamos seguir trabajando en esto sin publicar las conclusiones, íntegras, ya que de lo contrario un enorme vacío intelectual, conceptual, e incluso personal, sería el motivo de que no saliera ninguna edición más.

Sabemos que La Guia provoca una corriente importante de ventas; pero la pregunta a hacerse es si eso es todo lo que se tiene que tener en cuenta. Nosotros no trabajamos para que una bodega venda más que la otra, sino para conocer el campo de trabajo que analizamos, para mejorar su calidad, para orientarlo en la dirección más cercana a su sostenibilidad y coherencia, siempre mediante sugerencias pensadas desde el análisis empírico.

¿Cómo es posible que alguien se conforme solamente con promocionar?

¿Cómo se hace para convivir con tanta mezquindad en los objetivos? 

¿Cuándo alguien lo hace, lo hace sólo por dinero? 

¿Es una razón suficiente, o hay cuestiones de capacidad añadidas?

Es intelectualmente imposible e inadmisible para nosotros permanecer en esa inopia tan vana, tan superficial y tan difícil de sostener como razón para levantarse cada mañana. Lo sé porque ya la hemos sufrido cuando trabajábamos para La Vanguardia. Teníamos la sensación de estar siempre subiendo y bajando el mismo peldaño de la misma escalera cada vez que hacíamos una nota de cata; de no estar avanzando nada, además de manera consciente, de estar solamente colaborando con nuestra parte en la prórroga constante que propone siempre el plazo inmediato: de estar construyendo un castillo de arena en la playa, para pasar el rato…

Siempre debe de haber algo más, aunque sea contra viento y marea, para seguir trabajando, algo que no sea sólo dinero, porque el dinero casi siempre amordaza: cuestiona y controla el pensamiento autónomo, representando la versión única que se suele proponer desde la mayor expresión de la vulgaridad. Para La Guia es difícil hacer otra cosa que cuestionar a nuestra vez la esterilidad de ese hacinamiento general de los medios, cuando, como ahora, cierran filas con el pensamiento único.




No hay comentarios:

Publicar un comentario